1. Arrivals

" We´ve lost cabin pressure."   Nobody likes to hear this.

" We have to turn back."   Right.

" We´re jettisoning our fuel."   No, still not feeling great about this.

" This is a routine procedure, no need to worry."   Oh, that´s ok then.

A nervous hilarity: a stiff concoction of impending doom and low pressure drinking, fast descends to forge a portentous cameraderie between myself and immediate seat neighbours. Between jokes about the constant plume of fuel issuing from the wing upon which we sit, and trips to the toilet, we dare to consider what compensation might await us. Quickly imagining a missed job interview, I think 200euros should do it. This sum being universally lauded a fair recompense, we enjoy the remainder of the flight.
   Bouncing like a drunk twat along the runway of Charles De Gaules´ plush but disfunctional airport, we steel ourselves. The plan: go find AirFrance and give it a piece of our mind. Collect our ransom. Go and gringo it the fuck up in Paris.
   Whilst waiting in line to pass customs, we caterpillar behind a German Hell´s Angel who farts stale cheese in a dead rat, in a dirty sock at intervals between 2-5minutes. This is most unpleasant. Emerging from the vaporous chrysalis, I rehearse my distress at having been delayed. I measure the compensation maximising mixture of hungry dog despondency, and affronted mother ferocity. Distilling this into an iron expression and breathing a deep, secret breath, I approach the unfortunate recipìent of my wrath waiting at the desk.

"Hello sir, the delayed flight to Bogota?"    Poor chirpy bastard, I´m going to break you.

   The outcome. Disneyland. "We are contractually obligued to deliver you to your destination, but not to a set time. You can check the conditions on our website." Apparently Disneyland was the nearest hotel with whom AirFrance had a deal to accomodate 300 people at the drop of a hat and, by strange coinsodence, the last place I had thought I would be spending the night. For these reasons, joyous.

1. Llegadas

"Hemos perdido presión de la cabina y tenemos que regresar."    - A nadie le gusta oir eso.

"Desechamos nuestro petroleo"   - No, todavía no sienta muy cómodo.

"Esta es una maniobra rutinaria, no se preocupen."    - Oh, bueno, en ese caso.

   Una risa nerviosa se extendio: un brebaje potente hecho de alcohól consumido a baja presión y la posibilidad iminente de la muerte. Bajo de este ambiente, una camaderia portentosa se formentó entre mis vecinos y yo.

Aterrizando con un vaivén violento empezamos a pensar en cuanto remuneración nos esperaba en el aeropuerto de felpa pero desfuncional del hijo de puta Charles de Gaulle. Inventandome con rapidez una entrevista perdida me parecía que una suma de 200 euros me bastaria. Nos pusimos de acuerdo de que este precio seria justo debido a la molestia que habíamos sufrido. El plan: perseguir a los de AirFrance para el dinero que nos debían; darles una paliza verbal, recoger nuestro rescate y ir de juerga de estil gringo en Paris.

   Mientras esperamos en la cola para pasar por la aduana, hicimos como una oruga (orugamos? se puede? venga! como no?) atras de un Hell´s Angel aleman que hacía pedos de queso pudrido en una rata muerta en un calcetín sucio cada 2 de 5 minutos. Este nos desgustó.

   Salimos de la crisálida vaporosa. Subimos la escalera hacia el puesto de AirFrance. Me repetía en la cabeza la atribulación que me había causado el retraso y sus efectos inquietantes. Me pusé un rasto entre perrita preñado y hambriente. Respiré hondo y en secreto antes de acercarme al desafortunado destinario de mi rencor. "Buenos dias. ¿El vuelo de Bogotá retrasado?    - Pobrecito. Te voy a romper.

El resuelto. DisneyLand. "Estamos contratado a llevarle a su destino, pero no dentro de un tiempo fijo. Usted puede leer nuestras condiciónes en nuestra página web." Al parecer, DisneyLand era el hotel mas cerca con el que AirFrance tenía un acuerdo de acoger a 300 personas con poca antelación. Y por casualidad, el último sitio en lo que hubiera pensado me quedaría la noche. ¡De todas maneras, de puta madre!